El proyecto de fotolibro Devil’s Rib, del autor polaco Mateusz Kowalik, ha ganado la segunda edición del Star Photobook Dummy Award, una iniciativa de la Fundación Photographic Social Vision, en colaboración con las editoriales Phree, Ediciones Posibles y RM, que asesoran en la fase final del proceso, se encargan de producir e imprimir el fotolibro y también de distribuirlo internacionalmente, a partir de abril de 2023.
Hablamos con el autor sobre su interés por la vida en plena naturaleza, que es la temática principal de su proyecto premiado, y también sobre la experiencia de ganar el Star Award.
Por Carlos G. Vela

El fotógrafo Mateusz Kowalik.
¿Por qué escogiste como título “Devil’s Rib” (costilla del diablo)?
Era un nombre que antiguamente recibía el cardo de col. La creencia popular era que esta planta poseía poderes mágicos protectores, que renovaba el cuerpo, alejaba enfermedades y poderes malignos y aportaba purificación. Oí hablar por primera vez sobre la devil’s rib en un herbolario y resultó que la ciencia había confirmado sus propiedades curativas. Después me di cuenta de que esos atributos de la planta son extrañamente similares a los deseos de muchas personas que eligen acercarse a la naturaleza y empezar una nueva vida.
Este proyecto documenta la vida de personas que deciden vivir en la naturaleza. ¿Qué te atrajo a ese tema?
El inicio de mi fascinación por el tema surgió con mi proyecto anterior, titulado Still Far Away From Paradise (“Aún lejos del paraíso”). Hace ocho años me surgió la oportunidad de visitar un pequeño pueblo en Polonia, cerca de la frontera con la República Checa. Allí conocí a un grupo de antiguos urbanitas que intentaba vivir lejos del ajetreo de la gran ciudad. Pasé mucho tiempo con ellos y oí muchas historias inspiradoras. El objetivo de aquel proyecto era llamar la atención sobre el fenómeno que supone el retorno del ser humano a la naturaleza.
Con Devil’s Rib, voy un paso más allá y me centro en gente que ya tiene mucha experiencia con este tipo de vida, incluidas personas que abandonaron la vida en la ciudad para establecerse definitivamente en la naturaleza y también algunas que siempre han vivido en sitios remotos. Son diferentes de los que conocí en mi proyecto anterior. Han pasado por diferentes experiencias y, lo más importante, eligieron ese estilo de vida por razones distintas.

Una imagen de «Devil’s Rib», de Kowalik.
¿Cómo encontraste a estas personas y te ganaste su confianza?
Hice una primera investigación en Internet, me puse en contacto con algunas personas y las visité. Traté de generar una relación con ellas, para que me conocieran un poco y entendieran la honestidad de mis intenciones. Luego, fueron ellas las que me presentaron a más personas similares. Sobre todo, encontré una gran sinceridad, amabilidad y compromiso. Me complacía e intimidaba al mismo tiempo.
¿Qué te intimidaba?
Al llegar a esos sitios lejanos donde vivían mis héroes, fui recibido con mucha hospitalidad. Llegaban a cederme el único sitio que tenían para dormir y otras comodidades. Incluso me invitaron a pasar la noche en un tipi indio, donde apenas cabían sus habitantes. Me obsequiaban con la última comida que les quedaba y, a veces, incluso recibí regalos de despedida. Todo esto me sorprendió muy positivamente. Estas personas, por elección propia, poseían muy pocas cosas y, sin embargo, querían compartirlas.
Viajaste muchas veces de la ciudad a zonas rurales remotas. ¿Cómo te afectó personalmente?
Enseguida sentí la necesidad de estar más en contacto con los aspectos más reconfortantes de la naturaleza, ya que vivir en la ciudad me genera ciertos problemas con la polución y el exceso de estímulos. Cada viaje y cada nueva persona que conocía me enseñaba algo diferente, me daba un punto de vista completamente nuevo sobre la ciudad y sobre las alternativas a mi tipo de vida. Y cuando te enfrentas, resulta más complicado vivir con el hecho de que estamos destruyendo el planeta, nuestro hogar, por voluntad propia.
Por supuesto, me he preguntado muchas veces si estoy preparado para vivir en algún sitio remoto, en plena naturaleza. Y gracias a estos pocos años trabajando en el proyecto, he llegado a la conclusión de que, siendo sincero, todavía no estoy listo para un cambio tan radical. Me he decidido por ir paso a paso. Me acabo de mudar a las afueras de la ciudad y ahora vivo en el límite de una gran reserva natural a la que llaman “Los pulmones del sur de Varsovia”.
Hoy en día, se acepta de forma bastante general que el cambio climático es impulsado por nuestra forma de vida en los países más desarrollados. ¿Tu proyecto aboga por regresar a una vida más simple, limitada a lo fundamental?
La mayoría de la gente que conocí mientras trabajaba en este proyecto trata de evitar la sobreexplotación del planeta. También intenta no sucumbir al consumismo constante y al exceso de estímulos, para así vivir de manera más presente y atenta con su entorno y seres queridos. Este tipo de vida es factible, pero está lleno de grandes sacrificios. Mi intención no es animar a vivir así, en una cabaña sin luz, calefacción ni agua corriente. Sólo quiero generar reflexión acerca de ese estilo de vida y sus motivaciones. Y si esto lleva a la gente a implementar parte de ello en su vida cotidiana, ya me parecería un éxito.

Una doble página de la maqueta de fotolibro presentada por Kowalik al premio.
En plena naturaleza exuberante, ¿por qué escogiste la fotografía en blanco y negro?
Es ciertamente una paradoja y también una consecuencia de mi proyecto anterior de temática similar. Aquellas fotos eran en color, pero me esforcé por mostrar que, pese a la naturaleza salvaje que les rodeaba, aquella gente estaba “todavía lejos del paraíso”, igual que estaban lejos de la tienda o del médico. Es complicado conseguir un trabajo allí, incluso uno a tiempo parcial. Y sin embargo, hay mucho que hacer, como cortar el césped, quitar la nieve o reparar una ruta dañada por las lluvias. Un paisaje impresionante no presupone de forma automática una vida sin preocupaciones. Es una vida dura. Así que, cuando me centré en Devil’s Rib, decidí abandonar el color y, por tanto, esa sensación de paisajes hermosos, para que el público pudiera sentir más fácilmente esa dureza.
¿Cuál fue la parte más difícil de tu investigación?
Lo más difícil fue ponerle fin. Mientras trabajaba en el proyecto, aprendía mucho, conocía a personas inspiradoras y experimentaba aventuras inolvidables. Tras muchos viajes, cuando me senté a escoger imágenes con mi editor fotográfico, éste empezó a preguntarme, cada vez con mayor frecuencia, si ya me sentía saturado o satisfecho. Eso me ayudó a evaluar con calma mi trabajo y, finalmente, a decidir viajar a la naturaleza por última vez.

Maqueta original presentada por el autor al Star Award.
Más de 150 maquetas de fotolibro, provenientes de más de 30 países, se presentaron al II Star Award. El jurado escogió apenas 10 finalistas. ¿Cuál fue tu reacción al saber que habías ganado el Premio?
Ser seleccionado entre estos diez proyectos realmente geniales era ya un gran éxito. Saber que el mío había ganado supuso una gran sorpresa y un momento de alegría desenfrenada. Cuando la emoción más desatada se calmó un poco, me di cuenta de que los valores que trataba de transmitir habían sido captados y que podría compartirlos en una nueva forma, una con la que había estado soñando. ¡Soy un tipo afortunado!
El Star Photobook Dummy Award rinde homenaje a la fallecida diseñadora Inés Casals, y destaca proyectos que muestran algunos de sus valores humanos. ¿Cuáles son los más relevantes de tu proyecto?
Devil’s Rib cubre muchas áreas, y las historias que contiene se pueden leer a muchos niveles. Las historias íntimas sobre personajes específicos esconden una amplia gama de emociones y sentimientos, de lo positivo a lo negativo. Pero, por otro lado, si miramos el proyecto como un todo, destacan actitudes como el inconformismo, el libre albedrío o la lucha por los ideales y valores personales.
¿Por qué «Devil’s Rib» tenía que ser expresado en forma de fotolibro?
Si lo comparamos con, por ejemplo, una exposición, un libro permanece con nosotros más tiempo, podría decirse que para siempre. Se convierte en un objeto personal. De modo que cada vez que lo abres, puedes sentir algo nuevo, prestar atención a otros aspectos acerca de los que trata, ver más detalles en sus imágenes. A menudo tengo la impresión cuando reviso un fotolibro después de cierto tiempo, de que es como volver a descubrirlo de nuevo.
Tu fotolibro estará en breve a disposición del público. ¿Es muy diferente el resultado final de la maqueta que presentaste inicialmente? ¿Has aprendido algo en el proceso?
Devil’s Rib es mi primer libro. En los últimos meses he aprendido mucho sobre el proceso de preparación de un fotolibro para la impresión a gran escala, que es muy diferente a preparar unas cuantas copias de una maqueta. Es necesario tomar muchas decisiones, lo que supone un proceso tan fascinante como exigente. Además, decidí revisar la historia del libro e hice algunos cambios y mejoras. Me siento feliz de expandir mis horizontes publicando mi propio libro ¡y estoy deseando que llegue el momento de tener en mis manos la primera copia salida de imprenta!
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El autor satisfecho ante la primera impresión de su fotolibro, poco después de la entrevista
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La firma de Mateusz Kowalik sobre la primera página impresa de «Devil’s Rib».