
John Moore © Anna Fàbrega
Hablamos con el fotógrafo John Moore, autor de la imagen que ha obtenido el World Press Photo del Año.
Su fotografía para Getty Images titulada “Crying Girl on the Border” (“Niña llorando en la frontera”) ha obtenido no sólo el premio estrella del World Press Photo 2019, si no también el 1.er puesto en la categoría Spot News (Noticias de actualidad), que puede sumar a otros galardones recibidos en anteriores ediciones del mismo concurso por su visión de la crisis de vivienda en EE.UU. (2012), del asesinato de Benazir Bhutto en Pakistán (dos premios en 2008) y de la guerra de Irak (2005).
Pero la imagen que encabeza la exposición de 2019 recorrió tan largo camino como sus protagonistas. Antes de ser premiada, ejerció como símbolo del rechazo a la doctrina Trump de “tolerancia cero” con los migrantes. También sirvió de base a un controvertido fotomontaje (que enfrentaba los lloros de la niña con un Donald Trump displicente) en portada de la revista Time. E incluso fue duramente criticada al saberse que Sandra y Yanela Sánchez, la madre e hija que en ella aparecen, no fueron finalmente separadas, como sin embargo sí lo fueron al menos 2000 menores y sus familias, en el curso de tan sólo 6 semanas, hasta que el presidente estadounidense se vio forzado a rectificar en este controvertido asunto.
Tu instantánea de la detención de estas migrantes sufrió muy diversas interpretaciones. ¿Cómo afecta al fotoperiodismo la manipulación ideológica de todo signo?
En el polarizado clima actual, es inevitable que una imagen emocional y potente sea vista desde perspectivas políticas. Como fotoperiodista, creo que es algo que hay que aceptar, aunque tu enfoque haya sido claro y directo. La noche en que tomé la foto, no había forma de saber si madre e hija serían separadas y esa ambigüedad estaba clara en mi pie de foto. Cuando una semana más tarde supe que seguían juntas, me sentí aliviado. Quizás la imagen conmovió a tanta gente por la posibilidad tan real de que fueran separadas, cosa que sí ocurrió a muchos otros inmigrantes.

Crying Girl At The Border © John Moore
En estos tiempos digitales en que la gente suele tomar partido sin antes reflexionar debidamente, parece que muchos aún creen que la fotografía presenta verdades absolutas. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Como fotoperiodistas, si fotografiamos con pasión y, a la hora de poner pies de foto, lo hacemos con precisión y contextualizando, entonces nos hallamos en terreno seguro. En el caso concreto de la imagen que comentábamos, los editores podían ir a la fotografía original, colgada en la web de Getty Images, y ver que su título era preciso y que la instantánea era presentado de una manera clara. No podemos controlar el ciclo de vida de una imagen en las redes sociales, pero podemos controlar el contenido original y presentarlo con precisión.
Lo que sin duda invita a la reflexión es tu libro, “Undocumented: Immigration and the Militarization of the United States-Mexico Border” (“Indocumentados: inmigración y la militarización de la frontera entre Estados Unidos y México”), que abarca nada menos que una década de trabajo, en el que contribuyes a poner cara a las estadísticas sobre migraciones. ¿Cómo logras crear confianza a ambos lados de la frontera, tanto con migrantes como con fuerzas de seguridad?
Efectivamente, siempre he tratado de humanizar estas complejas cuestiones sociales. A lo largo de los años, las agencias fronterizas de EE. UU. me han concedido acceso decenas de veces. Aunque a veces no les gusten algunas de mis imágenes en concreto, saben que mi cobertura es justa y que estoy abierto a mostrar muchos aspectos de estos temas. Si me han seguido dando acceso tras “Crying Girl on the Border” es porque se trata de una imagen veraz y forma parte de un trabajo muy amplio.
También sigo trabajando con confianza en la comunidad de inmigrantes. Por supuesto, resulta útil que yo hable español, y es igual de importante que los trate con respeto y dignidad. Reaccionan de igual forma. Siempre me aseguro de aclarar que soy fotoperiodista y no un fotógrafo que trabaje para ninguna agencia federal. A veces, prefieren que no muestre sus caras y otras que no les fotografíe en absoluto, y por mí no hay problema, es algo que respeto. De hecho, sigo en contacto con varios de los inmigrantes que he fotografiado en los últimos diez años.
¿Qué has aprendido sobre el ser humano en tu interacción con estas personas?
He aprendido que, sin importar qué lado de la historia esté contando, si te acercas a la gente de forma honesta y estableces un nivel básico de confianza, ellos dejan que entres en sus vidas, incluso en momentos complicados. Quiero que la gente sienta que explico sus historias con precisión y me esfuerzo para mantener mi parte de ese trato.
Tu trabajo ha sido premiado numerosas veces por el concurso World Press Photo, pero nunca antes en la categoría más reconocida, la de la foto del año. ¿Cómo asumirías que tu imagen fuera presentada como la mejor entre todas las publicadas en 2018? *
Obviamente, es un inmenso honor tener una imagen mía considerada para World Press Photo del Año. Como ocurria con mis imágenes galardonadas por el concurso en años anteriores, esta muestra un momento dramático en la historia. Y al igual que mis colegas en esta profesión, me aplico a fondo para estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Es un privilegio poder contar historias importantes en imágenes.
* Esta entrevista fue realizada antes del 12 de abril de 2019, cuando se entregaron los premios World Press Photo 2019.
Autor de la entrevista: Carlos G.Vela