Fotos realizadas por Beatriz Burgos y Mireia M.
En la edición 2019 del proyecto, las personas participantes en el taller han sido todas mujeres. Bea, Isha, Mireia, Beatriz y Momo compartían un eje común: todas buscaban reparar su identidad. El abuso les arrebató su inocencia como niñas y este hecho ha marcado el resto de sus vidas. Con diferentes historias, vivencias, orígenes y estratos sociales, habían sido el blanco de abusos. Ahora serían ellas las que dispararían con la cámara: una realidad compartida y su cámara de fotos para intercambiar historias, dar espacio a sus sentimientos y abrirse emocionalmente a través de las imágenes. Desde las fundaciones Photographic Social Vision y Fundación Vicki Bernadet se puso en marcha la segunda edición de Material sensible, un proyecto participativo de creación artística en torno al abuso sexual infantil. El resultado se ha podido ver en forma de exposición del 24 de octubre al 9 de noviembre en la galería Chiquita Room.
Fotos realizadas por Beatriz Burgos y Mireia M.
El poder de la imagen puesto al servicio de la metodología participativa, unido al acompañamiento terapéutico, son los dos pilares de Material sensible. La fotografía participativa, metodología de trabajo que hace años que Photographic Social Vision practica, permite a las personas en situación vulnerable conectar con sus recursos personales y utilizar la fotografía para reconstruir sus historias a través del arte. Trabajar en el taller desde un marco inicial de libertad, absoluta confidencialidad, respeto y acompañamiento, permite a las personas que forman parte de él, abordar con mayor confianza sus procesos y abrirse a la propia sorpresa en la evolución. La fotografía permite a las personas no familiarizadas con este medio conectar con su capacidad creativa y expresar con imágenes su realidad. En este proyecto que pone sobre la mesa un tema tan delicado como el abuso sexual infantil, la cámara se convierte para las participantes en una herramienta que les permite desahogar el trauma del pasado y reconectar, primero con ellas mismas, luego con las relaciones y entorno más inmediato, después con el mundo. Cuando el proyecto se ha hecho público en forma de exposición, ellas mismas han reconocido la importancia de revelar los hechos y cómo el acompañamiento y el haber compartido en grupo sin sentirse juzgadas, ha sido fundamental durante todo el proceso. Este reencuentro con ellas mismas que se ha dado a lo largo de las sesiones y el empuje que les confiere saberse una víctima más, a través del reflejo y magia de las imágenes, les ha dotado de mucho poder en la exposición pública.
Fotos realizadas por Beatriz Burgos.
“Yo no tenía valor de decirlo con palabras y gracias a la fotografía fui capaz”
Para tratar el abuso sexual en menores, uno de los problemas de salud pública más graves y complejos, la palabra es insuficiente en muchas ocasiones. Si bien es importante nombrar, lo que desde fuera se pueda ver como algo de lógica aplastante (“hay que denunciar”) desde dentro puede ser un abismo. Por eso, el mero hecho de que las participantes hayan dedicado tiempo a construir un relato fotográfico propio, les ha permitido resituarse en relación a los abusos desde una postura empoderada. La fotografía les brinda una herramienta de expresión y potencial creativo para contar sus historias y romper el bucle que las sitúa como víctimas. De esta forma, vuelven a ser protagonistas de sus propias vidas. Cruzan la barrera del silencio y se enfrentan a su propia historia para explicarla, a ellas mismas y al mundo que las rodea. Desde el Área de Educación de Photographic Social Vision, responsables de la creación del proyecto, resaltan el enorme poder de la imagen a la hora de trabajar realidades complejas y traumáticas, a la vez que consideran necesario volver a colocar en la agenda pública, una y otra vez, un tema primordial que nos afecta y debemos abordar como sociedad.
Fotos realizadas por Beatriz Burgos y Mireia M.
Explorar los propios límites, dotarse de herramientas que les permitan equilibrar su estado emocional, revisar el pasado y sus efectos, abordar el futuro con nuevos ojos… La fotografía ha sido durante este tiempo el espejo donde poder mirarse y revisar el trauma con una distancia de protección, a la vez que les ha permitido reflexionar sobre temas cruciales que rodean el abuso sexual infantil como la denuncia pública, el poder animar a otras víctimas a buscar ayuda, la integración, el cambio de enfoque… Todas estas experiencias han estado presentes en la exposición en la galería Chiquita Room. Una exposición en la que las cinco participantes en el taller han compartido sus imágenes llenas de símbolos, sensaciones y emociones, con el objetivo de resituarse en relación a lo que vivieron en el pasado y sobre todo expresar cómo se sienten hoy en día. El resultado ha sido una muestra de fotografías sutiles, sugerentes y metafóricas que dan visibilidad a una realidad silenciada y desconocida para mucha gente, un contenido artístico que impacta y sensibiliza a la sociedad.
Video realizado por Ana de Quadras
Facilitadoras: Alice Monteil y Mireia Plans
Psicóloga: Núria Grau
Fotografías de: Bea Baños Cairat , Beatriz Burgo, Isha Normahomed, Mireia M. and Momo
Este proyecto ha sido posible gracias a la sensibilidad y generosidad de una donante particular.
Con la participación de la Junta d’Herències de la Generalitat de Catalunya en el financiamiento del proyecto.